Este vino blanco procede de un magnífico viñedo plantado en 1936 en Nava del Rey, Valladolid.
Brillante, fresco, complejo y explosivo, este vino está lleno de aromas florales con notas de frutas tropicales. Es voluptuoso, pero al mismo tiempo tiene una acidez equilibrada que le dará larga vida y frescura. Muy persistente en boca y con un ligero matiz amargo al final, típico de la variedad.
El mosto fermenta en barricas nuevas de roble francés, donde posteriormente el vino se mantiene sobre lías finas durante unos seis meses.