La Viognier es todavía una varietal poco extendida, incluso en el Valle del Ródano, su lugar de origen. Es muy delicada y sensible a las plagas y enfermedades de la vid, por lo que el clima seco de las latitudes mediterráneas favorece los buenos resultados conseguidos con sus vinos. Su alto contenido en glicerol los hace de buena estructura y presentan una sensación táctil sedosa en el paladar.
Color amarillo pajizo, brillante. En nariz es franco en aromas, complejo, con notas de fruta de hueso, nectarina, albaricoque y a flores frescas, con apuntes balsámicos y de pimienta blanca, dando al conjunto una gran riqueza aromática. Conforme se abre el vino aparecen aromas de fruta tropical, plátano y algo de menta. En el gusto es fresco, con gran volumen y estructura por su natural contenido glicérico y del trabajo de las lías finas que aportan redondez y untuosidad. Tanino marcado pero agradable, untuoso, equilibrado y con largo postgusto.
Verduras frescas y elaboradas. Pescados crudos (sushi), pastas ligeras y carnes blancas.